Es una de esas recetas de domingo (o, en mi caso, de feriado), cuando los negocios más cercanos están cerrados y el día anterior fue demasiado agitado como para caminar hasta el próximo supermercado gigante. Ni hablar de cocinar durante más de cinco minutos. Pero hay antojo y la verdad es que las natillas no se reemplazan con nada: su textura suave y espumosa, con un toque de limón y la cremosidad huevo son una combinación única. Una receta llegada directamente desde España vía Internet..
INGREDIENTES
- 500 ml. de leche
- 180 grs. de azúcar
- cáscara de limón
- 3 yemas de huevo
- 15 grs. de maicena
- Añadir la cáscara de limón y llevar a fuego moderado a fuerte.
- Remover constantemente para evitar que se queme y retirar del fuego cuando la leche comience a hervir.
- Batir las yemas con el resto del azúcar y la maicena.
- Incorporar la mezcla a la leche y regresar al fuego hasta que espese, removiendo siempre para que no se queme la preparación en el fondo.
- Servir en un recipiente grande o en recipientes individuales y dejar enfriar.
- Llevar a la heladera y servir bien frío.
CONSEJITO
Este postre puede saborizarse y aromatizarse durante su preparación o antes de servir con ingredientes como canela, vainilla o caramelo, y en versiones menos ortodoxas con café, chocolate o alguna bebida dulce como el ron. La receta original, sin embargo, es deliciosa por sí misma.
En España es común acompañarlas con galletitas dulces, incorporándolas en los recipientes de natilla individuales al momento de servir.
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